El pollo frito coreano es conocido por su crujiente único, que se logra con una masa fina, ni gruesa.
La masa típica incluye harina, almidón y levadura en polvo, con especias agregadas.
El Chef Ji Hye Kim usa almidón de maíz y harina de arroz para un crujido extremo.
El polvo de hornear afloja la piel y crea un crujido extra.
Maicena da una textura crujiente y densa; la fécula de papa es más ligera.
Freír el pollo dos veces es clave para un acabado dorado y crujiente.
Para rapidez, recomiendan mezclas de masa preelaboradas.
La carne oscura es más fácil de freír; la clara puede secarse a altas temperaturas.